Autor: Mariano Schuster
Entrevista al Intendente Daniel Martínez
Hace treinta años, cuando Tabaré Vázquez llegó a la Intendencia, Montevideo comenzó un profundo proceso de transformación. El Frente Amplio le imprimió a la ciudad rioplatense una lógica progresista, que se expresó en propuestas de participación ciudadana y en la revitalización de los espacios públicos. Con un Estado activo, presente en los barrios y cercano a la ciudadanía, Montevideo se transformó en un faro para el progresismo latinoamericano. El intendente Daniel Martínez -ahora precandidato a presidente por el Partido Socialista en el Frente Amplio- cuenta cómo es la ciudad y hace un balance de la gestión frenteamplista.
¿Podría hacer un balance de la transformación de Montevideo durante la gestión progresista? ¿Qué supuso la llegada del Frente Amplio a la intendencia de la ciudad?
Las ideas progresistas significaron un cambio sustancial para la ciudad de Montevideo. Antes de la asunción de Frente Amplio, los barrios populares de la ciudad carecían de policlínicas y de centros de atención a la primera infancia. Asimismo, la desigualdad de género no era un tema de la agenda política. Actualmente podemos decir que la ciudad avanzó en materia de derechos y se tiene una visión integral de la ciudad. No se trata solo de hacer las obras públicas que el espacio urbano necesita, sino entender también que la ciudad son sus habitantes. En este sentido, los ciudadanos constituyen una prioridad y lo que se jerarquiza es la calidad de vida que se les brinda. En consecuencia, se busca generar las condiciones para que haya igualdad de oportunidades, pero también igualdad de punto de partida. Por ejemplo, en materia de educación se pueden atravesar todos los niveles educativos de manera pública y gratuita. De manera que hay igualdad de oportunidades en este aspecto. Sin embargo, muchas veces el punto de partida no es el mismo y no todos pueden acceder a las bases de desarrollo. Entonces, para paliar las diferencias existentes en los puntos de partida todos los profesionales contribuyen a un fondo solidario de ayuda destinado a los estudiantes de bajos recursos.
El panorama social y político empezó a modificarse en el año 1989, con la elección de Tabaré Vázquez como Intendente de Montevideo. Fue la primera elección a la Intendencia en la que ganó el Frente Amplio. Fue un cambio notable y tuvo diferentes evoluciones que se fueron profundizando y mejorando. Toda la agenda de derechos ha sido fundamental. Hubo un fuerte trabajo de inserción de los barrios populares y siempre con una óptica de organización de la comunidad, teniendo a la gente como protagonista. Con el primer gobierno de izquierda nace, además, la descentralización. De manera que estamos hablando de un cambio estructural. Ha habido diferentes tipos de gobierno, de identidades y características diversas, pero históricamente el Frente Amplio se caracterizó por la voluntad de avanzar.
El panorama social y político de Montevideo empezó a modificarse en el año 1989, con la elección de Tabaré Vázquez.
Si pensamos en el presupuesto participativo y en el ordenamiento urbano de Montevideo, nos encontramos con una ciudad que es pionera en políticas de participación. Pero ¿qué pasa después de treinta años de gestión con el entusiasmo de la gente por participar?
La población no ha relegado la participación social. Lo podemos observar en los distintos espacios de participación ciudadana: en el programa Comuna Mujer, en las policlínicas y en las cooperativas. Es decir, el uruguayo ha mantenido un entramado social organizativo muy importante. Sin embargo, en el plano político la situación es diferente. Estamos sufriendo una crisis de participación en los concejos vecinales: se presenta poca gente y, además, cada vez votan menos. Entonces, los concejos vecinales, que fueron una herramienta de cercanía institucional que se obtuvo cuando se municipalizó Montevideo en ocho municipios, hoy están atravesando ciertas dificultades a la hora de apelar al compromiso de la gente. Esto resulta muy evidente cuando vemos los niveles de participación en las elecciones. Hay un 30% de votantes en el municipio, mientras que para la Intendencia vota la totalidad de la población. De manera que el problema es de orden político, pero no social. En este sentido, es interesante notar que la participación política que se sostiene es la de los ancianos, pues son muy pocos los jóvenes que intervienen en las organizaciones políticas. Yo creo que se vincula a un discurso recurrente por parte de la izquierda sobre la falta de compromiso de la juventud. Este punto de vista implica cierta soberbia en la que se piensa que la única forma de hacer política es la nuestra.
Por el contrario, si observamos las movilizaciones populares más masivas, como las del Día Internacional de la Mujer o la del 20 de mayo para recordar a las víctimas de la última dictadura militar, nos encontramos con que la participación de la juventud es altísima, en algunos casos de más del 50%. Entonces, en las movilizaciones que son reivindicativas de los derechos la presencia de los jóvenes es muy importante. Esto demuestra que las organizaciones políticas, según las entendemos, no tienen pregnancia entre la población joven. Esto se debe a que los comités de base se han convertido en lugares que muchas veces expulsan a los jóvenes. La forma, el diálogo, la desesperación por captar gente nueva, los enfrentamientos políticos e incluso la mezquindad en los sectores políticos, terminan haciendo que resistan los más resilientes o los que tienen más vocación política o les interesa hacer de la política una carrera. Eso explica, en parte, el vaciamiento de las estructuras políticas.
¿Cómo se modificó la ciudad de Montevideo al tener un gobierno municipal progresista que puede coordinar sus políticas con un gobierno igualmente progresista a nivel nacional?
Montevideo es el departamento más autárquico, sus finanzas dependen solo en un 10% del apoyo del Estado nacional, mientras que la mayoría de los departamentos son financiados en un 50% y algunos dependen hasta en un 70% del gobierno nacional. Por otro lado, Montevideo es el único departamento que se encarga del saneamiento. Hay una política de dirigida a solucionar los problemas básicos de la población. En consecuencia, el 91% de la población tiene cobertura de saneamiento. Es el departamento con mayor cobertura en esta área. Lo que sí es importante destacar es que Montevideo fue la impulsora de un proyecto progresista a nivel nacional. Es decir, el impulso progresista aparece con la primera intendencia de Tabaré Vázquez y resulta modélico para el resto del país.
La igualdad de derechos y la equidad constituyen el eje vertebrador de nuestra política. Este gobierno será recordado por las grandes inversiones que ha hecho. Logramos equilibrar los recursos, después de déficits persistentes. Durante esta gestión, todos los años hubo superávit y se dio en el marco de una inversión histórica en obra pública. Además, el 70% de las inversiones están localizadas en barrios populares porque la voluntad política es la de generar igualad de oportunidades. Se trabajó para mejorar el trazado urbano y a mejorar los accesos, las calles de vía simple las transformamos en vía doble con bicisenda. También se está haciendo una inversión fuerte en la creación de un nuevo mercado frutihortícola en los márgenes de la ciudad, para que los comerciantes y productores que se quedan afuera del que está en el centro geográfico de la ciudad puedan insertarse allí.
Tener una inversión social tan profunda impacta fuertemente no solo sobre la calidad de vida, sino también en la idea de Estado que tienen los sectores populares. ¿Hay una visión positiva del Estado por parte de los montevideanos?
Aunque la gente protesta mucho, el Estado es muy valorado. Desde el comienzo, mi gestión ha estado muy próxima a la población, con presencia en el territorio. De manera que siempre soy bien recibido en los barrios de la ciudad.
En mi plataforma había dos cuestiones con las que no estaba seguro de poder cumplir: por un lado, mejorar los espacios públicos e incrementarlos y, por otro lado, generar accesibilidad se servicios y de transporte en los sectores marginales. Cuando inicié mi mandato pensé que iba a ser muy difícil cumplir esas metas con el déficit fiscal que había heredado. Pero al haber ordenado tanto las finanzas logramos gestionar fideicomisos y recursos para reforzar la inversión. Entonces buscamos darles a esos barrios cierto marco de comunicación, alguna calle de acceso y así integrarlos a la ciudad. Junto a un buen número de sociólogos, ingenieros y arquitectos seleccionamos cuarenta barrios que necesitaban acceso y se acercaron a la comunidad. Esto generó un diálogo directo que tiene gran repercusión en la ciudadanía.
Diría que la cercanía es nuestra herramienta privilegiada. Por eso, los vecinos de los barrios me escriben a mi Whatsapp personal para decirme cuáles son los problemas en su zona. He solucionado alrededor de 8.000 conflictos sólo a través de mi teléfono. Por supuesto, hay un porcentaje de problemas que no se solucionan por teléfono, pero es un porcentaje menor. La gente valora muchísimo eso y me escriben para agradecer. En este sentido, puedo decir que los uruguayos valoran el Estado y la cercanía de la política. Por eso, cuando se quisieron privatizar compañías estatales, como la petrolera y la de telecomunicaciones, la comunidad manifestó su oposición en plebiscitos.
Los montevideanos y los uruguayos en general, valoran el Estado y la cercanía de la política. Por eso, cuando se quisieron privatizar compañías estatales, como la petrolera y la de telecomunicaciones, la comunidad manifestó su oposición. Aquí hay un valor de lo público.
¿Cómo se vincula la ciudad de Montevideo con otras ciudades progresistas?
Por supuesto que nos vinculamos de un modo muy positivo. En la ciudad argentina de Rosario ganó el socialismo poco tiempo después que, en Montevideo, por lo que tenemos un lazo muy importante que nos une. Tanto con Mónica Fein como con Miguel Lifschitz y Hermes Binner compartimos una excelente relación política y humana. Hemos trabajado siempre con mucha sintonía. Esto también sucede con mi par madrileña Manuela Carmena, con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, con la parisina Anne Hidalgo, con Mario Ferreiro de Asunción y con Fernando Medina, el alcalde de Lisboa. También sucedió con Carolina Thoá durante su gestión al frente de la Alcaldía de Santiago de Chile y con Fernando Hadad cuando fue intendente de San Pablo. En los países latinoamericanos tenemos la red de Mercociudades, que es lo único que funciona bien del Mercosur, donde Rosario y Montevideo fueron las fundadoras. Por otro lado, también nos vinculamos con la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas (UCCI) que tiene sede en Madrid. Tenemos convenios en relación con la política social y de cooperativas.
En la ciudad argentina de Rosario ganó el socialismo poco tiempo después que en Montevideo, por lo que tenemos un lazo muy importante que nos une. Tanto con Mónica Fein como con Miguel Lifschitz y Hermes Binner compartimos una excelente relación política y humana.
Montevideo es una ciudad con una fuerte tradición trabajadora. El Frente Amplio parece haber rescatado esa tradición, integrando también a los sectores medios vinculados a las llamadas “profesiones liberales”. ¿Es esta la composición social actual del Frente Amplio?
El Frente Amplio nació en 1971. Siempre se dijo que estaba asociado mayoritariamente a la clase media y por eso era mal visto. Sin embargo, el Frente Amplio ganó en cuatro barrios obreros de Montevideo en 1971. Por lo tanto, la mitología de que la izquierda uruguaya encarna la clase media -aunque hay un componente importante de este sector- no es estrictamente cierta. Los barrios bajos manifestaron su apoyo al partido desde el comienzo, y cada vez con mayor masividad. El 70% de estos sectores votan al Frente Amplio.
La mitología de que la izquierda uruguaya encarna la clase media -aunque hay un componente importante de este sector- no es estrictamente cierta. Los barrios de trabajadores manifestaron su apoyo al partido desde el comienzo, y cada vez con mayor masividad.
¿Hay algo que puedan hacer las ciudades para frenar el crecimiento de las derechas?
Se puede en la medida en que logremos superar las burocracias, gestionar con inteligencia, estar cerca de la gente y mantener un diálogo de proximidad. Porque no vamos a convencer a las masas con los medios de comunicación de nuestro lado. La derecha es la que está aliada a los medios de comunicación. Para nosotros las herramientas que hacen la diferencia son la cercanía y la proximidad.
Pero quiero aclarar algo. No creo en el dogmatismo, creo que teniendo ideología y sabiendo hacia dónde se va, se pueden mantener muy buenas relaciones con representantes de distintos sectores. En este sentido, planteo que es importante tener en cuenta los roles institucionales. Yo tengo muy buenas relaciones con alcaldes e intendentes de ciudades con los que no necesariamente comparto una ideología. Me sucede, por ejemplo, con el Intendente de Buenos Aires. Mirar más allá de las diferencias ideológicas nos ha permitido trabajar en colaboración en cuestiones concretas. Es importante que entendamos que los intendentes debemos priorizar la gestión y que, luego y desde allí, cada cual tiene una orientación política e ideológica particular.
Sobre el entrevistado: Daniel Martínez es Intendente de la ciudad de Montevideo. Actualmente es precandidato a presidente de Uruguay por el Partido Socialista en el Frente Amplio. Es militante del Partido Socialista desde los 16 años, del que fue dirigente en democracia, pero también en tiempos de la clandestinidad a al que lo había condenado la última dictadura militar. Ha sido, además, un destacado dirigente sindical. En el primer gobierno del Frente Amplio fue convocado por Tabaré Vázquez a presidir Ancap, la empresa pública de petróleo e hidrocarburos. Además, ocupó el cargo de ministro de Industria, Energía y Minería durante el mismo gobierno. Antes de asumir la Intendencia de Montevideo, fue senador de la República por el Partido Socialista.